Cuando te sientas en medio del huracán, con el miedo inundándote, llena de dudas y desconcierto, en ese momento habrá una voz que te diga imperantemente que "tienes que hacer más, que tienes que ser más, que necesitas cambiar, que necesitas irte, que necesitas quedarte... tienes que, debes de, necesitas esto, necesitas lo otro..." Esta voz te crea aún más angustia y desesperación, pues es la voz del ego, aquella que está en tu mente pero que NO eres tú. Es momento de detenerte - contra todo lo que esa voz te dice- es momento de hacer un alto y darte cuenta de que siempre que la has escuchado, que has luchado incansablemente contra todo y contra todos, el resultado ha sido siempre el mismo, no estás en paz. Nada de lo que hagas parece ser suficiente, y nunca lo será. Para obtener resultados distintos, habrá que hacer cosas distintas... nos lo han dicho de muchas formas. Tal vez eso es precisamente lo que hoy se te pide, que dejes de luchar, que dejes de sentir que "tie...
Nos dicen suelta y confía, deja ir lo que te daña, no te preocupes y déjaselo todo a Dios. Pero en el día a día, llevar a cabo esto y sentirnos libres para seguir nuestro camino parece ser una labor muy dura y muy difícil. Y efectivamente lo es cuando no tienes claro por qué puedes confiar en la Vida y fluir con ella. Tenemos grabado en el subconsciente la idea de separación, de que estamos solos en el Universo, de que en algún lugar del cielo está Dios, pero nosotros estamos aquí, lejos, vulnerables y expuestos, a merced de las olas, siempre con miedo a naufragar. Eso es lo que hace tan difícil soltar. No reconocer que nunca hemos estado separados. Que siempre hemos estado protegidos y amados infinita e incondicionalmente por nuestro Creador. Escucha este artículo aquí. Por supuesto que dará mucho miedo soltarte de la cuerda al vacío si piensas que no habrá nadie para sostenerte. Parece hasta loco hacer tal cosa. Pero la clave está en hacer un alto –tal vez por primera v...