Nos dicen suelta y confía, deja ir lo que te daña, no te preocupes y déjaselo todo a Dios. Pero en el día a día, llevar a cabo esto y sentirnos libres para seguir nuestro camino parece ser una labor muy dura y muy difícil. Y efectivamente lo es cuando no tienes claro por qué puedes confiar en la Vida y fluir con ella. Tenemos grabado en el subconsciente la idea de separación, de que estamos solos en el Universo, de que en algún lugar del cielo está Dios, pero nosotros estamos aquí, lejos, vulnerables y expuestos, a merced de las olas, siempre con miedo a naufragar. Eso es lo que hace tan difícil soltar. No reconocer que nunca hemos estado separados. Que siempre hemos estado protegidos y amados infinita e incondicionalmente por nuestro Creador. Escucha este artículo aquí. Por supuesto que dará mucho miedo soltarte de la cuerda al vacío si piensas que no habrá nadie para sostenerte. Parece hasta loco hacer tal cosa. Pero la clave está en hacer un alto –tal vez por primera v
Tu vida con Ho’oponopono se vuelve una aventura en la que cada día te vas sintiendo más clara, más ligera, con la sensación de que puedes ir soltando todo lo que te pesa. Por supuesto que hay etapas en las se presentan situaciones desafiantes, de esas que es evidente que hay una lección por aprender o una herida que sanar, pero a través de practicar el Ho’oponopono en tu día a día, los momentos de miedo, ansiedad o cualquier otra emoción dolorosa se vuelven más puntuales, eventos aislados más que un estado de ser permanente. No se trata de vender “nubes rosas” diciendo que todo siempre estará “bien” y que nunca más volverás a pasar por abismos que saltar o montañas que subir, pero es cierto que algo pasa en tu interior, en lo más profundo, que sabe que aunque parezca que las paredes se caen a pedazos, existe un remanso de paz, un lugar de quietud y de calma, en el que la confianza te habla de que todo sucede para tu más alto bien y que la liberación del dolor es elegir verlo de esta