Cuando te encuentras en una encrucijada, pareciera que tu mente está en un lugar donde nunca antes habías estado. Las dudas te llenan el corazón y no puedes definir hacia dónde ir y, casi siempre, no saber a ciencia cierta qué es lo mejor, cuál es la decisión correcta duele y mucho, además de que la incertidumbre puede acabar con tu tranquilidad y tu energía más rápido de lo que piensas. Es en estos momentos donde el silencio y el encuentro contigo se hace inminente, pues dejarte llevar por la desesperación sólo genera más desesperación en tu vida.   Es el momento de agendar una “cita contigo”, de darte el tiempo y el espacio para ahondar en lo más profundo de tu corazón y hacerte una sencilla pregunta ¿qué me haría feliz?... La respuesta que venga a tu mente, es la decisión correcta. No importa que parezca ilógica, no importa que los “demás” puedan cuestionarla, no importa que te de miedo por no saber qué va a pasar…sólo importa que le hagas caso a tu corazón y te llen

A todos nos ha pasado, estoy segura, que quisiéramos que nuestra vida fuera diferente, que un día como por arte de magia todo cambiara, que tuviéramos esa vida que siempre hemos deseado, que alguien nos salvara del aburrimiento y la insatisfacción en la que nos encontramos. De repente esa idea de una lámpara con un genio nos llega y deseamos con todas las fuerzas que fuera verdad su existencia. Sin embargo, nos damos cuenta, con el tiempo, que nada de eso sucederá, que nada cambia y no sabemos qué hacer. Alguna vez yo me encontré así y llegó a mis manos un artículo donde me decían claramente, si quieres que algo cambie, empieza por cambiar tu desde dentro. El ejemplo que me daban era el de una semilla que para florecer, debía sembrarse y germinar de dentro hacia fuera y poco a poco ir creciendo y saliendo a la luz. En ese momento, me quedó claro que algo debía hacer para cambiar mi vida, y ese algo era cambiar mi manera de hacer las cosas y de ver mi realidad y a mi misma.