Aquello en lo que te enfocas, es aquello que inevitablemente sucederá. |
No hay nada más fácil que encontrar una razón para preocuparse. Basta con encender desde muy temprano la televisión y buscar algún noticiero. En cuestión de segundos puedes tener mil pensamientos sobre lo mal que están las cosas y el callejón sin salida que representa el futuro.
Y si queremos más, platicamos con
alguien en la oficina, en el transporte o el vecino y confirmamos nuestra idea de lo “difícil que
está la vida”. ¿Y sabes qué? Que mientras más pensemos que la vida es dura, más
lo será. Así funciona. Podemos llamarlo
ley de atracción, ley de causa y efecto o simplemente tener buena o mala vibra.
Citando a Gaby Vargas, en uno de
sus artículos, menciona “Enfocarnos en
lo negativo de las personas o de las cosas –costumbre arraigada en muchos de
nosotros–, ignorar el momento, no apreciarlo o dar por un hecho una bendición,
es la clave del sufrimiento".
Y es cuando surge la pregunta
¿qué determina que nuestro día sea divertido, enriquecedor y lleno de cosas
agradables, o bien, que esté lleno de incidentes, malestares o tristeza? La
respuesta es “nuestros pensamientos”. Aquello en lo que te enfocas, es aquello
que inevitablemente sucederá.
Si crees que no te darán el pago
que estás esperando, así será. Si crees que te dará gripa porque no llevaste
suéter, te enfermarás. Pero la buena noticia es que el poder del pensamiento,
sin lugar a dudas, funciona a la inversa también. Si crees que hoy será un buen día, que te
sucederá lo mejor, así será, tendrás el mejor de los días y las mejores cosas
pasarán como por arte de magia.
¡Parece una labor tan difícil
como ir a la guerra! ¿Cómo dejar de lado tanta información negativa que
escuchamos, vemos o simplemente forma parte de nuestra manera de pensar? Ah,
pero la otra buena noticia es que podemos cambiar nuestros pensamientos a
través del hábito. Es como hacer ejercicio con la mente. Lo importante es estar
alertas, empezar poco a poco a categorizar nuestros pensamientos, y una
herramienta muy útil es preguntarte “¿cómo me hace sentir esto que pienso?”, si
la respuesta es bien, ¡adelante! Tienes en la mente un pensamiento positivo que
representa la enorme posibilidad de que más cosas buenas lleguen a tu vida. Si
la respuesta es “mal, esto que pienso no me hace sentir bien” entonces ese es
un pensamiento que hay que erradicar sustituyéndolo por otros positivos y
agradables. En lo personal me ayuda mucho enfocarme siempre en las bendiciones
que tengo, en las sencillas cosas que me hacen la vida más fácil y divertida,
puede ser desde tener agua caliente para bañarme, hasta poder ver a mi hijo al salir de la escuela. Decidir
qué queremos pensar es cuestión de práctica y de estar conscientes.
Recuerda, tenemos como seres humanos, no sólo
la capacidad de pensar, sino de DECIDIR qué pensar. Existe esa libertad en cada
uno de nosotros y podemos usarla, siempre es cuestión de querer hacerlo.
Y la idea principal de estar
vivo, pienso, es cambiar la primera oración de este escrito, en lugar de
afirmar que “no hay nada más fácil que encontrar una razón para preocuparse”,
tener toda la seguridad y convicción de saber que “no hay nada más fácil que
encontrar una razón para ser feliz, para sonreír, para disfrutar de la
intensidad de la vida, para ser mejor y esperar lo mejor”.
¡No perdemos nada con intentarlo!
De corazón, Mar Barbosa.