No me gusta para nada la sensación de hacer algo por obligación. Yo creo que a nadie. Lo raro es que gran parte de nuestros días los empleamos en hacer cosas que no disfrutamos y se nota fácilmente en nuestras frases cotidianas: ...tengo que trabajar, tengo que llegar a la cita, tengo que hacer la comida, tengo que ir al banco, tengo que, tengo que, tengo que… y la lista puede seguir con muchos ejemplos más. ¿Te suena familiar? A mi sí.
¿Y que pasaría si sólo hiciéramos lo que nos gusta? Resulta
difícil de imaginar ¿cierto?
¿De qué manera puedes hacer sólo cosas disfrutables en una vida
llena de responsabilidades? Y es ahí donde está el nuevo enfoque en esa
relación responsable-disfrutable.
Yo creo que ser responsable en la vida, con todas las cosas
por hacer que ello implica en la práctica,
no tiene por qué ser una carga. Me gusta más bien verlo como una
bendición y un motivo para agradecer. Resulta que si "tengo cosas que hacer",
es porque "tengo cosas que agradecer que tengo" y para explicarlo mejor, se me viene a la mente una de las frases que
más me gusta de mi padre. Muchas veces, cuando le he platicado que me siento
preocupada por todas las cosas que tengo que terminar en el trabajo, me dice: -Qué bueno que te preocupas porque tienes
mucho trabajo, no sería lo mismo si la preocupación fuera porque no tienes.
– y sí, es verdad.
Pasamos nuestros días quejándonos por cosas que mucha gente
daría lo que fuera por tener: una casa que limpiar, un trabajo al que llegar,
una fiesta que organizar, un auto que pagar, un proyecto que entregar, unos
hijos que educar. Es sencillo, cambiemos el enfoque a favor y todo el peso de
la responsabilidad se aligera.
Creo que finalmente se trata de hacernos la vida más fácil,
de "voltear la foto" y encontrar el ángulo que más nos favorezca y nos guste,
de dar gracias por lo que tenemos y hacer de cada día el mejor de nuestras
vidas. Si vamos por el mundo
quejándonos, siempre tendremos razones para seguir haciéndolo.
Yo prefiero - y espero que así siga siendo- sentirme viva, satisfecha
y a veces apurada (no lo niego) porque tengo mil y un cosas que hacer. Pero
después de todo ¡de eso se trata vivir! ¿no es cierto?
De corazón, Mar Barbosa.
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