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El “otro” sólo te muestra lo que aún no has visto de ti.

-¿Por qué se comporta así conmigo?- piensas. No puedes evitar sentir la punzada de dolor en tu pecho, te duele que no te tome en cuenta, que no valore lo que sientes, que no tenga detalles contigo y que te mienta. 

Asumir que él o ella te hacen eso, duele, pero es falso. Sí, así como lo lees. Una parte de ti se resistirá a este comentario, pero otra tal vez está buscando verlo de otra manera. De hecho, NECESITA verlo de otra manera, porque por más que has luchado a lo largo de la vida, jamás has logrado que las cosas cambien por mucho que te preocupes y por mucho que sufras. Incluso empeoran. Fuerte pero cierto.
Llega un punto de quiebre -maravilloso momento por cierto- en el que el dolor te arrodilla literalmente y la desesperación te inunda, y en ese momento tu corazón se abre con humildad para poder ver o entender algo que hasta este día no habías visto: que el otro es TU ESPEJO, es tu proyección, es un actor de tu película. 

El “otro” sólo te muestra lo que aún no has visto de ti. Darte cuenta de esto es empezar a descifrar esta “matrix” en la que vivimos, y en realidad es profundamente liberador, pues te permite cambiar desde dentro -tu mente- para poder cambiar tu historia.

Mientras sigues pensando que eres víctima del mundo que ves, que los demás te hacen y que tu no puedes hacer nada, estando a merced de lo que ocurre acumulando resentimientos, el sufrimiento se irá incrementando y las puertas de salida se irán cerrando una a una, pues la Vida en su infinita sabiduría te va llevando a mirar al único lugar donde puedes encontrar las respuestas: tu interior. 

No sientas esto como algo amenazante, porque no lo es. En un lugar más profundo, esto es el Amor en su máxima expresión. 

Una vez que lo asumes como cierto -que el otro es tu espejo y tu proyección- te permite liberarte profundamente, pues cuando dejas de juzgar y culpar a otros, estás en la posición de sanar lo que sea que estén en ti que está creando esa situación de dolor en tu vida. Estás en camino a la libertad.

Por un lado, a nivel de la forma, empiezas a darte cuenta de que aquello que le pides al otro que haga, es en realidad una petición de ti mismo de darte aquello que pides. Me explico: si pides atención, necesitas darte atención a ti, si pides que te valoren, necesitas valorarte tú, si pides que no te mientan, necesitas dejar de mentirte a ti mismo y ser congruente. Un proceso que no es sencillo, pero es posible y es mucho, mucho más reconfortante que seguir asumiendo el rol de víctima. 

Por otro lado, a nivel del fondo, la Divinidad (el Universo, Dios) sólo está esperando que ahora que te has dado cuenta de que todo está en ti -en tus pensamientos equivocados- se los entregues sin miedo para que sean sanados, transmutados en luz y amor. Eso sí que es efectivo. Ahi si puedes esperar milagros, porque de hecho eso son. Y tienes derecho a ello por el mero hecho de ser Quien eres, el Hijo o la Hija de Dios. ¡Qué bendición!

No esperes que de un día para otro todo sea claro como el agua en este proceso de asumir el 100% de responsabilidad de lo que experimentas y reconocer que no hay “otros” allá afuera haciéndote nada. Es precisamente eso, un proceso. Pero una vez que inicias y abres tu mente y corazón con la disposición de ver las cosas de otra manera, ya no hay marcha atrás. La consciencia ha iniciado su expansión y el amor ha re-establecido el camino hacia tu corazón. 


Suelta y confía.
Mar Barbosa
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