Tu vida con Ho’oponopono se vuelve una aventura en la que cada día te vas sintiendo más clara, más ligera, con la sensación de que puedes ir soltando todo lo que te pesa.
Por supuesto que hay etapas en las se presentan situaciones desafiantes, de esas que es evidente que hay una lección por aprender o una herida que sanar, pero a través de practicar el Ho’oponopono en tu día a día, los momentos de miedo, ansiedad o cualquier otra emoción dolorosa se vuelven más puntuales, eventos aislados más que un estado de ser permanente.
No se trata de vender “nubes rosas” diciendo que todo siempre estará “bien” y que nunca más volverás a pasar por abismos que saltar o montañas que subir, pero es cierto que algo pasa en tu interior, en lo más profundo, que sabe que aunque parezca que las paredes se caen a pedazos, existe un remanso de paz, un lugar de quietud y de calma, en el que la confianza te habla de que todo sucede para tu más alto bien y que la liberación del dolor es elegir verlo de esta manera.
El Ho’oponopono es una herramienta ancestral, inspirada, pero tan fácil de practicar que la mente-ego la pasa por alto, instalando el pensamiento de: “no puede ser que algo tan sencillo realmente funcione…” y la respuesta que yo puedo ofrecer a este pensamiento es “no pierdes nada con probar, esto puede sorprenderte… y lo hará.”
Como en toda herramienta y todo proceso, requiere compromiso, requiere hacerlo, requiere intención. Te pide en verdad ser constante, agregar una gota cada día hasta que sin darte cuenta, has llenado el vaso.
El ego hará que te cuestiones si lo estás haciendo bien, o empieces a hacerte un montón de preguntas para validar la “veracidad” de las palabras, o simplemente hará que te olvides de practicar. Todas estas son maniobras dilatorias para que no lleves tu mente y tu corazón a ese lugar de paz profunda que te está esperando sí o sí, una vez que empieces a practicar y a soltar con constancia y decisión.
Ho’oponopono, que significa en hawaiano “corregir el error”, nos lleva muy suavemente a mirar nuestros miedos y entregarlos, a dejarlos ir, limpiando el alma para ser cada vez más el Amor que somos.
¿Has dejado de hacer tu práctica porque tu mente-ego te distrae? ¿Has tenido alguna revelación en la que te das cuenta que realmente funciona? Me encantará leerte.
Yo soy Tú. No hay dos. Gracias, te amo.
Mar Barbosa